Vivir la cocina: La
experiencia de mi abuela, es guía y remanso.
Tengo una bella biblioteca plena de tomos solemnes, gordos,
que guardan cientos de finas líneas hechas a lápiz de aquellos años en los que
era estudiante. Ir una y otra vez a su encuentro es para mí un paseo por
carreteras conocidas y siempre renovadas. ¡Qué joven era cuando los leí por
primera vez! En ellos, escribía con suavidad algunas palabras, pequeñas
ocurrencias…
Leer las antiguas recetas mil veces practicadas en familia,
ver las hojas envejecidas, sin duda, me han transportado a otro tiempo.
Pequeños recuerdos que me dan fuerzas para no claudicar nunca y seguir creyendo
que el único camino posible es el que está signado por el amor, el trabajo, la
honestidad y el compartir con total desinterés con los demás.
¿Quién me hubiera dicho en aquellos tiempos en los que
solía viajar desde la madrugada y regresar a casa ya de noche después de una
larga jornada, colgada del estribo de un colectivo (y casi siempre con la panza
vacía ¡no soportaba comer sola en un bar!), que hoy renovaría mi encuentro con
esos textos a través de un ejercicio de enseñanza y aprendizaje siempre
constante? ¿Y quién me hubiera dicho que recreando la cocina de mi abuela
encontraría un lugar de experimentación y de enseñanza y aprendizaje?
El encuentro con mis viejos libros de cocina tiene para mí
un doble valor: la comprensión de aquellos que me enseñaron lo que sabían de
cocina (léase mis abuelas y las maestras de cocina); y el de mi propio tesón a
la hora de querer siempre aprender.
Soy simplemente una curiosa de la vida. Una persona que
simplemente ama y está dispuesta a escuchar las necesidades de los demás
con un corazón abierto. Tanto en aquellos tiempos como en los días actuales,
los cambios de la vida moderna, los cambios laborales y económicos han
repercutido en los hogares y no siempre de modo benéfico. Los cambios laborales
para nosotras las mujeres ya lleva varias décadas y nos llevó a modificar
viejas pautas de “HACERLO TODO A MANO”. La industria nos favorece hoy con
variados electrodomésticos y además comidas pre elaboradas. Pero el sabor de lo
casero y natural retorna a nosotros con fuerza. Hoy en día estamos retornando a
las fuentes: nada más bello que amasar un pan para los seres queridos, y además
aprovechando los conocimientos renovados en dietética, economía,
aplicación de nuevos productos gastronómicos que nos ayudan en nuestra tarea
cotidiana.
Desde la cocina sencilla y tradicional de siempre nos
proponemos proveer de un sistema que contemple las necesidades de las familias
de hoy, que ayude a diseñar las compras, el menú semanal, o festivo,
ahorrar en tiempo y recursos, acorde con la vida actual, es uno de nuestros
desafíos. Nada tan diferente a lo acontecía en los día de juventud de nuestras
abuelas que con amor y generosidad hacían que en cada plato hubiera lo
suficiente y a nadie le faltara su porción del día.
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